
Un Noble y Mecenas en el Siglo XVIII
Juan Antonio de Urrutia y Arana Pérez Esnauriz, conocido como el Marqués de Villar del Águila, fue una figura influyente en el virreinato novohispano, nacido en 1670 en Llanteno, España. A los diecisiete años, se trasladó a México bajo la tutela de su tío, el primer marqués, quien le legó sus títulos y propiedades. La influencia de su familia le permitió ocupar importantes cargos en la Ciudad de México, destacándose como Guarda Mayor de la Casa de la Moneda y participando activamente en la vida pública, incluso durante disturbios como el motín de 1692.


Su trayectoria pública incluyó roles como Alcaide de la Alameda, regidor y Justicia Mayor. En 1713, tras años de servicio, se enfocó en la administración de su mayorazgo y el de su esposa, Mª Josefa Paula Guerrero, con quien contrajo matrimonio en 1699.
El vínculo de Urrutia con Querétaro inició en 1721 a raíz de un viaje para apoyar la fundación de un convento por parte de las Madres Capuchinas. Este viaje lo llevó a adquirir terrenos para edificar una casa donde residir durante sus visitas. Notando la deficiencia en el abastecimiento de agua en la ciudad, Urrutia emprendió la monumental tarea de construir un acueducto que llevaría agua desde un manantial a 10 kilómetros de distancia. La obra, que comenzó en 1726 y culminó en 1739, consistió en 74 arcos, alcanzando una altura de 28.42 metros y costando aproximadamente 125,000 pesos, de los cuales él cubrió la mayor parte.

Además de su acueducto, también construyó un puente para conectar partes de la ciudad y realizó otras obras menores, dejando un legado arquitectónico significativo que se recuerda con varios monumentos en Querétaro.
Al morir el 29 de agosto de 1743 en Ciudad de México, sin descendencia directa, Urrutia legó su patrimonio a su sobrino, asegurando la continuidad de su linaje noble. Sus cenizas descansan en la Rotonda de los Queretanos Ilustres, recordando su impacto duradero en la historia y el desarrollo de Querétaro. Actualmente, su vida y legado son un símbolo del compromiso con el progreso y la cultura en el virreinato.